Pinsapar del Cerro Alcojona, Sierra de las Nieves, Ronda, 31 de agosto, 2014 |
Estoicismo
vivere secundum naturam; Deo parere libertas est
Ideas clave: innatismo – sensualismo – materialismo – Divinidad - Naturaleza – Ley natural – Destino – Libertad – Providencia - Cosmopolitismo
La doctrina estoica sostiene que existen nociones o ideas innatas que están presentes en todos los hombres. Tales ideas se van formando en el alma directamente por la "huella" de las percepciones (sensualismo) y no por mediación de ningún conocimiento o de la voluntad. En esas nociones innatas radica el consentimiento universal.
La naturaleza humana es parte de la Naturaleza como la razón humana lo es de la Razón universal. La naturaleza humana es racional y nos pone de acuerdo con el Universo. La felicidad se alcanza viviendo conforme a la naturaleza, en esto consiste la virtud, la vida virtuosa: vivere secundum naturam. La sabiduría consiste en amoldarse por completo a la Naturaleza y aceptar el destino: parere Deo libertas est. Obedecer a Dios es libertad. El destino guía al que quiere, al que no quiere lo arrastra. Resistirse al destino es inútil e irracional. El sabio se vuelve independiente, se desapega de las pasiones y se vuelve “apático”, imperturbable, dueño de sí, inmune a los acontecimientos externos. Las cosas buenas pueden ser apetecibles pero carecen de valor. Lo valioso es la virtud, la conformidad con el orden natural de las cosas, con su razón. Lo recto es no lo que debe ser (el concepto "deber ser" no existe en la ética antigua) sino lo adecuado, lo decente (decet, lo que conviene): en suma, lo correcto (incluso en sentido estético, lo “artístico”) o de acuerdo con la razón.
Sin embargo, la polis (o el Imperio) es convención, no naturaleza. La ciudadanía, condición natural humana, no lo es de esta o aquella polis, sino del mundo. El hombre es cosmopolita. He aquí una dificultad que el cosmopolitismo antiguo no fue capaz de resolver: cómo hacer compatible ser ciudadano del mundo con la pertenencia a la polis o al Imperio. Y esta cuestión no resuelta acabó erosionando la construcción del Imperio hasta el punto de influir en su decadencia. Las dudas e interrogantes que expresaba Cicerón, como veremos más adelante, serán, muy reveladoras.