La filosofía del período helenístico y romano (II)



Pinsapar del Cerro Alcojona, Sierra de las Nieves, Ronda, 31 de agosto, 2014

Estoicismo 

vivere secundum naturam; Deo parere libertas est

Ideas clave: innatismo – sensualismo – materialismo –  Divinidad -  Naturaleza – Ley natural – Destino – Libertad – Providencia - Cosmopolitismo

Representa un ideal próximo al cínico pero mucho más elaborado conceptualmente. Abarca tres períodos: antiguo (Zenón, fundador de la escuela en Atenas y Crisipo, verdadero fundador de la doctrina); medio (Panecio de Rodas, amigo de Escipión, lo introdujo en Roma y el sirio Posidonio, una de las mentes más brillantes de la antigüedad, maestro de Cicerón) y nuevo, casi exclusivamente romano (el cordobés Séneca, maestro de Nerón; el emperador Marco Aurelio de la dinastía de los Antoninos).

La doctrina estoica sostiene que existen nociones o ideas innatas que están presentes en todos los hombres. Tales ideas se van formando en el alma directamente por la "huella" de las percepciones (sensualismo) y no por mediación de ningún conocimiento o de la voluntad. En esas nociones innatas radica el consentimiento universal.


La física estoica es materialista y reconoce dos principios: lo activo (razón o dios) y lo pasivo (materia). Lo activo o dios también es materia pero una materia generadora o razón seminal. Además de los dos principios admite los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. El principio activo se identifica con el fuego. El mundo se repite de un modo circular, volviendo una y otra vez al fuego primordial, artífice de un nuevo ciclo.

El mundo es la sustancia de Dios (materialismo). Todas las cosas están encadenadas por Dios, su principio rector (un principio material), a través de una ley o razón universal. Esa ley de origen divino es la Naturaleza. De esta fundamentación física se deriva la moral estoica: la Naturaleza o ley divina universal es la única norma. Este "determinismo" se manifiesta en el destino pero no de una forma rígida, en él tiene cabida cierta contingencia y, por tanto, la capacidad para decidir, es decir, la libertad humana. Además, la perfección de la ley divina se expresa en el universo a través de la providencia.







La naturaleza humana es parte de la Naturaleza como la razón humana lo es de la Razón universal. La naturaleza humana es racional y nos pone de acuerdo con el Universo. La felicidad se alcanza viviendo conforme a la naturaleza, en esto consiste la virtud, la vida virtuosa: vivere secundum naturam. La sabiduría consiste en amoldarse por completo a la Naturaleza y aceptar el destino: parere Deo libertas est. Obedecer a Dios es libertad. El destino guía al que quiere, al que no quiere lo arrastra. Resistirse al destino es inútil e irracional. El sabio se vuelve independiente, se desapega de las pasiones y se vuelve “apático”, imperturbable, dueño de sí, inmune a los acontecimientos externos. Las cosas buenas pueden ser apetecibles pero carecen de valor. Lo valioso es la virtud, la conformidad con el orden natural de las cosas, con su razón. Lo recto es no lo que debe ser (el concepto "deber ser" no existe en la ética antigua) sino lo adecuado, lo decente (decet, lo que conviene): en suma, lo correcto (incluso en sentido estético, lo “artístico”) o de acuerdo con la razón.



Quejigos, Sierra de las Nieves, Ronda, 31 de agosto de 2014

La naturaleza humana es racional y social (Marco Aurelio), por tanto, la convivencia con el resto de seres humanos es también algo natural (a diferencia de lo que pensaban los cínicos). 

Sin embargo, la polis (o el Imperio) es convención, no naturaleza. La ciudadanía, condición natural humana, no lo es de esta o aquella polis, sino del mundo. El hombre es cosmopolita. He aquí una dificultad que el cosmopolitismo antiguo no fue capaz de resolver: cómo hacer compatible ser ciudadano del mundo con la pertenencia a la polis o al Imperio. Y esta cuestión no resuelta acabó erosionando la construcción del Imperio hasta el punto de influir en su decadencia. Las dudas e interrogantes que expresaba Cicerón, como veremos más adelante, serán, muy reveladoras.